Liderazgo humanista, inteligencia artificial y Ernest Sackleton.

 ¿Qué tenía Ernest Shackleton para salir indemne con los 28 hombres a su cargo, de las circunstancias extremas que sufrieron durante dos años, al quedar atrapado el Endurance, en los hielos de la Antártida en 1915? ¿Cómo hizo para mantener a su tripulación unida y motivada durante tanto tiempo en lo que ha sido uno de los episodios de supervivencia humana más notables de la historia?

    Probablemente Shackleton, llegó a este mundo con unas capacidades innatas que lo predisponían a convertirse en uno de los grandes ejemplos de liderazgo de nuestro tiempo.

    ¿El líder nace o se hace?

     Todo parece indicar que cualquiera de nosotros puede aprender y cultivarse en el liderazgo humanista, pero me cuestiono algunas cosas. De entrada, diría que algunos juegan con ventaja y probablemente otros jamás lo conseguirán por mucho que se apliquen. Pienso que tiene que ver con el nivel de consciencia y autoconocimiento de cada uno.   

    Podemos saber que es la empatía y cuáles son los beneficios al poseerla, pero ¿podemos aprender a ser empáticos si no lo somos? ¿Podemos aprender a sentir diferente a lo que sentimos por naturaleza? Seguramente la humildad se aprende, pero algunos ya llegan a este mundo predispuestos a ella y otros jamás llegarán a ser humildes porque su grado de soberbia es muy alto. El optimismo es una característica recurrente de los grandes líderes, también el sentido del humor. Ambas cualidades son esenciales para transmitir buena energía y crear un entorno sano y prolongado en el tiempo, de motivación y confianza. Pero estas dos características solo le funcionan al que lo expresa de forma natural, sin esfuerzo, si lo lleva incorporado dentro. Un pesimista ¿puede llegar a ser un buen líder humanista? Para ello debería cambiar su condición de pesimista. ¿Es posible dejar de ser pesimista y convertirse en optimista? De otra forma, el esfuerzo de un pesimista para transmitir el positivismo que requieren las situaciones más complicadas sería monumental, porque estaría luchando contra sus propios sentimientos, contra su carácter y probablemente no daría resultado porque uno no puede dar aquello que no tiene. Podría actuarlo, como un actor que interpreta un papel, pero ¿durante cuánto tiempo? Y, por otra parte, si lo actúa, es difícil que llegue a penetrar en los corazones.

    La intuición, el sentido común y el instinto son tres características esenciales en un líder humanista. Si bien a través de la experiencia de la vida podemos ir desarrollando estos tres factores, no podemos negar que todos llegamos a este mundo con estas capacidades en dosis muy distintas al margen de que posteriormente las podamos desarrollar a través de la experiencia, el conocimiento y el aprendizaje.

    Más allá de todas aquellas características y cualidades que podemos enumerar y que conformarían todo aquello que define al líder humanista, hay aspectos que se me antojan esenciales en la personalidad del líder y cuestiono si más allá de enumerarlos podemos adquirirlos. ¿No requeriría esto una notable transformación de nuestro carácter o de nuestra personalidad? Imagino que por esto existe la expresión “madera de líder” Algunos la llevan incorporada de fábrica y otros sencillamente no han venido a este mundo para liderar nada.

     El auténtico líder humanista transmite una energía especial que le hace brillar y que crea en los demás sentimientos positivos. Probablemente está dotado de muchas más neuronas espejo de las que tenemos la media de los humanos, las cuales hacen que tendamos a reproducir a nivel mental lo que hace la persona que tenemos delante de nosotros.

    Yo diría que un líder humanista es luz, desprende luz. Albert Einstein ya lo dijo: “Todo es energía y eso es todo lo que hay” A estas alturas ya sabemos que somos energía. Cada uno de nosotros transmite una energía vibratoria diferente. ¿Por qué hay personas que sin apenas conocerlas nos transmiten buen rollo y confianza, y otras que antes de que digan una sola palabra ya nos crean rechazo y desconfianza? No hablo de los prejuicios que podemos tener por su aspecto, modales o condición, eso es el exterior. Hablo de aquello más profundo que emana de algunas personas y que tiene que ver con su interior, es decir con su luz. Existen personas luminosas y personas opacas. Todos estamos condicionados por las asociaciones que de forma inconsciente se entrelazan en nuestros sentimientos, en nuestra manera de pensar, y en nuestro modo de vivir la vida. Ser conscientes de cómo influye cada uno de estos condicionantes en nuestra propia existencia no es tarea fácil, y sin embargo es fundamental para el autoconocimiento. Tener claro quién soy, dónde estoy y a dónde voy. Si no lo sé, será imposible iluminar el camino de nadie con acierto.

      “Para hacer sentir bien al otro he de sentirme bien yo conmigo mismo”. Intuyo que si esto no se da no es posible ser un buen líder humanista.

Solo a través del autoconocimiento profundo, podremos aprender a modificar creencias, predecir las emociones antes de que nos atrapen y tener control sobre los pensamientos. Es también a través del autoconocimiento cuándo podremos descubrir al ego, trabajarlo e incluso llegar a trascenderlo. Priorizar el dar sobre el obtener. Adquirir una visión profunda y de una extensa perspectiva. Valorar los escenarios en toda su magnitud, ver el conjunto de todo. Descubrir las conexiones que hacen de todo uno. Entender.

    Esta reflexión me lleva a pensar que tener “madera de líder”, humanista en este caso, es poseer una clara consciencia de sí mismo, una consciencia evolucionada y despierta, en definitiva, ser una persona espiritual o cultivada en la espiritualidad.

    Si la Inteligencia Artificial (AI), nos proporciona las herramientas para conseguir la máxima eficiencia, la resolución de problemas y la toma de decisiones, es nuestra responsabilidad urgente redefinir que significan hoy estos tres conceptos desde esta mirada humanista. Hoy la eficiencia como se ha entendido hasta ahora, aquella que surgió con la revolución industrial y el capitalismo sin control, está obsoleta, se ha demostrado que nos conduce a la destrucción porque no tiene en cuenta “efectos colaterales” que afectan a las personas y al entorno y se basa en la falsa idea de que los recursos del planeta son ilimitados. Si no cambiamos nuestra visión en este aspecto, estamos abocados a la extinción.

    Parece ser que todo apunta a un cambio de paradigma basado en volver a la esencia, la solidaridad y la conexión con la naturaleza. Esencia “ser”, solidaridad “dar en lugar de obtener” y conexión “somos uno” Podemos utilizar la potencia de la AI en el marco de estos valores, o hacerlo al servicio de los patrones clásicos basados en encumbrar la competencia y el individualismo y de la mal llamada eficiencia. Depende de la visión sobre el mundo que tenga el conductor, transitar un camino o el otro. Ahí es donde poner la AI en manos de líderes humanistas se me antoja no solo necesario sino urgente. ¿La tecnología al servicio de la espiritualidad?… Suena tan excitante como esperanzador. Ahí lo dejo.

Esta reflexión está en el libro: QUESTIONING HUMANISTIC LEADERSHIP. An open dialogue with Artificial Intelligence. en el que fui invitado a participar por su autor, Roque Andrade.

David Ruiz

David Ruiz. Barcelona, 1960

Creative Director. Art Director. Graphic Designer.

From 1981 to 1992 he worked at the advertising agencies: RCP Saatchi, Publis, GGK and Bassat Ogilvy as art director and creative director.

 In 1993 he set up his own studio, Ruiz+Company, which works on projects in packaging, advertising and broadcast design. Blurring the boundaries between advertising and design, it tackles projects of all kinds where the common denominator is creativity.  

 

To date he has been awarded 119 international prizes in all disciplines. Highlights among these include the first advertising graphic design Grand Prix ever won in Spain, for a campaign for Levi’s and awarded at the Clio Festival in San Francisco in 1995; a gold medal from the Art Directors Club of New York, 2 Lions at the Cannes International Festival, 6 Red Dot Awards at the Design Festival in Essen, as well as 5[DS2]  Gold Laus Trophies in Spain.

 

In 1997 he was elected a member of AGI (Alliance Gráphique Internacional).

 

He has been a member of the jury for the following awards:

Art Directors Club of New York, Art Directors Club of Europe, New York Festival, 2 editions, Eurobest, École Superieur Nationale des Arts Decoratifs, Paris. Laus 3 editions, Barcelona. Best Pack, Barcelona

 

His work has been published in numerous national and international books and magazines alike.

 

In 2009, Ruiz+Company was named “Design Studio of the Decade” by a survey carried out by the magazine El Publicista among 5,000 sector professionals.

 

 

http://www.ruizcompany.com
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